sábado, 11 de enero de 2014

Si anhelas ser humano ¡sal de tu jaula!...

Pietá.

Hace años un hombre dio un martillazo
a la Piedad de Miguel Ángel.
El asombro aún reverbera
en mi garganta
como toque de campana.

¿Qué lo volvió ciego al esfuerzo del artista?
¿Cómo no vio el esmero creador
de esos cuerpos gráciles
de esas manos perfectas
milagrosamente bellas
renacidas de la piedra desbastada?

Su arrebato redentor
rompió dedos y algo más,
mas no logró quebrar la márbrea prisión.
El propósito desesperado
de librar al espíritu de la piedad
preso en la cáscara belleza,
en la perfección de los gestos detenida.

Por eso,
no hubo misericordia
para el turbado irreverente
que se atrevió a publicar
su sufrimiento enaltecido,
obsesionado sin piedad.